Viviana Vigh. Fonoaudióloga

MIS CO-TERAPEUTAS
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MIS AMIGOS Y CO-TERAPEURAS: “EL PATO”, “LA JIRAFA”, “LA GALLINA” Y “EL POLLO”
Hacer terapia con niños implica armar un contexto afectivo, confiable, amigable y cómodo. En este continuo buscar y explorar, he podido descubrir un personaje fundamental que me ha permitido vincularme de mejor manera con algunos niños, un compañero a veces inseparable en mi terapia, es un peluche muy sencillo: “un pato”, que más que actuar como un títere que los hace pensar, preguntar y responder cosas, es un ser casi animado como si fuera otro niño, que en la mayoría de los casos produce extrañeza al principio pero después lo buscan y se relacionan con él, incluso interactúan a través de su imagen mucho más que conmigo directamente. Debo reconocer que inicialmente era sólo un personaje “el pato”, no obstante con los años he ido incorporando otros personajes, tales como “la jirafa” (amigo inseparable del pato), “la gallina” y “el pollito” (hermano pequeño de la gallina).
Y digo que son mis co-terapeutas porque yo trabajo junto a ellos con el niño (con la mayoría de los niños más pequeños y varios niños más grandes que se han encantado con estos personajes) para generar y estimular el proceso estímulo-respuesta, ya que cuando algún niño no quiere hacer algo, lo hace él, el pato (o los otros personajes), y rápidamente los niños acceden, aunque sea por mera imitación o competencia. Algunos niños llegan a la consulta, en donde casi ni me saludan, apenas articulan palabras, pero logran preguntarme por “el pato”, diciendo “ ¿ y eh pato? “, “¿no‘ta pato?”, “llamemoh ah pato?” o bien piden: “ ¿y a jiafa?”, “¿y la ina?”….Este pato y cada uno tiene su personalidad, se equivocan, hacen tonteras, me dice tonta y los echamos para afuera. Colaboran directamente en el proceso terapéutico y social.
Al pato, que es el más revoltoso de los personajes, le tocan una herida que tiene y me miran para que lo haga hablar y quejarse, algunos lo llaman y le pegan, lo pisan y tiran contra la pared. Es increíble, porque es probable que lo que le hacen a él, de seguro tendrían ganas de hacérmelo a mí o a algún otro... De alguna manera este pato y sus amigos me ayudan muchísimo en la mejora terapéutica con los niños. El pato, la jirafa, la gallina y el pollo son los mediadores, se generan emociones y se estimula la comunicación a través de la expresión de la alegría, rabia, tristeza, frustración, humor y dolor entre otras emociones.
Ellos, los niños, al proyectarse en estos personajes (generalmente tienen alguno de preferencia) consiguen hablar, desarrollar más intensiones comunicativas y elaborar más lenguaje. A veces los mismos niños hablan por la jirafa o por el pato (incluso imitando su voz), lo que refuerza más aún el proceso comunicativo, y el aspecto social del lenguaje, lo que se llama el uso del lenguaje o la pragmática.
En ocasiones, si me he equivocado en el timbre de la voz de algún personaje, ya que no es fácil manejar como un ventrílocuo las diferentes voces, ellos mismos, los niños más grandes, me han llamado la atención diciendo “¿y la voz?” o los más pequeños han mostrado una cara de extrañeza que me ha hecho tomar consciencia de mi error.
Por otra parte también me apoyo mucho en la mímica y gestos, poniendo caras feas o divertidas, jugando además a la ingenuidad y a la torpeza, hago la que no me doy cuenta cuando me engañan y en general nos reímos muchísimo, intentando disfrutar lo más posible durante la sesión.

Y lo más importante es que además de lograr avances en mis objetivos terapéuticos, creo estar colaborando al mismo tiempo a que se sientan niños más contactados y felices.